Preparo todo lo necesario la noche anterior, compruebo todo el material; bomba, parches, cámaras, geles, barritas energéticas,.... consulto la previsión del tiempo y preparo la ropa necesaria, temprano a la cama. Por fin suena el despertador, tras cinco minutos desperezándome (son los mejores momentos) doy un salto y comienzo el ritual, desayuno lo justo para no ir empachado, me visto, hago los estiramientos necesarios y a montar en la bici. Paso a recoger a algún amigo que me acompañará en la ruta aun sin decidir y hablamos de todo un poco, política, deporte, algo de cotilleo,... hasta que llegan las cuestas, aquí ya hablamos menos pues el esfuerzo no lo permite.Un descansito para retomar fuerzas, un gel y agua y seguimos antes de enfriarnos. Nos cruzamos con decenas de bikers, todos con una sonrisa en la cara ¿será que esto del mountain bike nos hace felices? creo que sí, deporte, paisajes, compañerismo, válvula de escape...terminamos la ruta más felices que ocho, ha sido un buen día, mañana repetimos.
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